Universidad “META” al fin de un minado camino.

Todos los días los estudiantes de la Universidad Central salimos de nuestros hogares con la ilusión de adquirir nuevos conocimientos o experiencias constructivas, más  este trayecto se convierte en un verdadero infierno al cruzar por las amenazas que la sociedad actual nos ofrece.

El día inicia en el lugar llamado hogar, donde vives con tu familia consanguínea o alternativamente adoptiva e incluso en un solitario espacio “seguro”. Salimos  de nuestra zona de seguridad y la tortura comienza.

Primero llegamos a la parada del bus si es que existe, la cual no nos brinda la protección necesaria ante agentes atmosféricos ni sociales. La constante competencia de uno contra todos se refleja en la subida al bus, en donde se perdió el orden y la consideración a los grupos vulnerables.

El deficiente sistema de transporte público genera congestión en los buses, que conlleva a la pérdida del espacio de confort dentro de ellos y a la desesperación de las personas por conseguir un lugar dentro de esta comprimida experiencia. Esta condición permite que varias deformaciones de la sociedad actúen como agentes anónimos, robando, agrediendo y actuando morbosamente.

Al llegar  a una de las paradas cercanas a la universidad, inicia la carrera por cruzar avenidas congestionadas, que no tienen un adecuado sistema de señalización que permita cruzarlas con seguridad, superado esto seguimos a diversas calles, que en ocasiones son verdaderos callejones, en los cuales la percepción es de un túnel obscuro en el cual no pensamos nada más que en terminar lo antes posible y llegar a la “LUZ”.  En dicho trayecto una vez más se genera el ambiente adecuado para delinquir, con puntos ciegos en los cuales los antisociales se ocultan, expenden substancias estupefacientes y corrompen, frenando esta búsqueda de la “LUZ”.

Todos sabemos a que nos arriesgamos cada día y sabemos que en la actualidad no existe lugar seguro, pero el esfuerzo por superarnos día a día nos da la fuerza parra recorrer el camino.

¿Y saben por que en cierta forma estamos tan acostumbrados a este trajín diario? 

Ya que somos parte del problema, hemos perdido la costumbre de dar paso a las personas vulnerables, ya no sedemos el puesto en el bus, si vemos al alguien en apuros, siendo agredido, podríamos ayudarlo simplemente gritando y llamando la atención, pero es más fácil ser ciegos y sordos dejando que los antisociales actúen. Esta falta de orden, respeto y solidaridad es la que está llevando al mundo a la obscuridad mientras nosotros en nuestro rincón seguro criticamos, esperando que alguien cambie, no nos damos cuenta que el cambio surge de cada uno y al sumarse se logra una mejor sociedad.    

Darío Reyes R.

Octavo semestre.